Reflexiones sobre el Ébola en España

                               

Traslado de un enfermo de ébola a España. Fuente imágenes google y abc.es

Traslado de un enfermo de ébola a España. Fuente imágenes google y abc.es

Hacía ya tiempo que no escribía en el blog EstuarioSocial, por estar inmerso en otros proyectos, y por no tener el tiempo suficiente (y que se merece) para dedicarle a un blog cuyo propósito es el de generar debate y el compartir opinión, acerca de diversos temas jurídicos y sociales.

Sin embargo, los acontecimientos de los últimos meses y en concreto los últimos días, me ha empujado a escribir y reflexionar sobre ellos. Obviamente me refiero al caso del ébola, y de su contagio por parte de una enfermera, Teresa Romero, a la que por parte del Gobierno de Mariano Rajoy y de ciertas instituciones (y por qué no decirlo, de algunos medios de comunicación de dudosa línea editorial) se ha culpabilizado.

Expertos discuten sobre si los protocolos de actuación ante este tipo de situaciones, son los más adecuados, y si estamos preparados para afrontar un problema de este calibre. Desgraciadamente los hechos indican que no lo estamos. Y no por un fallo humano, que aún está por determinar, si es que realmente lo ha habido. Además, la gestión por parte del Gobierno dista mucho de ser tranquilizadora. Tampoco lo son las declaraciones del consejero de sanidad de la comunidad de Madrid, Javier Rodríguez, quien rayando casi el insulto argumentaba que “tampoco hace falta hacer un máster para ponerse un traje” o que la capacidad de aprendizaje de algunos difiere de la de otros.

Como ya he dicho, desde las instituciones se ha preferido culpabilizar a la parte débil, en este caso a una enfermera que haciendo su trabajo y jugándose la vida, se ha contagiado de una enfermedad que el Gobierno se empeñó en traer a España. Sólo los responsables de éste sabrán los motivos reales de haber traído a personas infectadas del virus, cuando numerosos expertos aseguran que por cuestiones de estrategia y seguridad médica, dichas personas deberían haber sido tratadas allí.

No es la primera vez que se culpabiliza y se señala un error humano de la propia víctima. Desgraciadamente en nuestro país, sobran ejemplos de ello. En el caso del Prestige, el capitán. En el accidente del tren de Santiago, el conductor. El caso Gürtel, el juez. La crisis económica y la burbuja inmobiliaria, los ciudadanos pues han vivido por encima de sus posibilidades. Mientras tanto, las verdaderas responsabilidades no se depuran, lo que nos lleva a una sensación de injusticia y a una imagen de la sociedad dividida en castas.

Nos hemos aventurado a tratar un problema sobre el cual no estábamos en absoluto preparados para resolver. Y hay muchas incógnitas y cuestiones que deberán ser estudiadas y sobre las que deberían derivar una responsabilidad jurídica (al menos civil), y ofrecer una respuesta seria y coherente para el conjunto de la ciudadanía. En primer lugar sobre la adecuación o no de los protocolos seguidos en el curso de este problema, aún sin resolver. En segundo lugar, el sacrificio del perro “Excálibur”, mascota de la enfermera contagiada, ya que aún a falta de evidencias de que la enfermedad se transmita de humanos a animales y de que éste estuviera contagiado, se ha optado por la solución más drástica sin valorar otras opciones.

Por último, habrá que determinar responsabilidades políticas, ya que de momento ningún “representante” a puesto su cargo a disposición ni nada indica, de momento, que vayan a producirse dimisiones próximamente. Y eso que, las declaraciones tanto de la ministra de sanidad Ana Mato, como el referido consejero, Javier Rodríguez, han sido las que un ciudadano espera de sus gobernantes.

Aprovechamos para decir antes de concluir este post, que Pablo Iglesias, uno de los líderes de Podemos (que no líder único como leía y señalaba, oficiosamente, un diario) tiene la intención de llevar el debate al próximo pleno del Parlamento Europeo.

Consejos a la hora de negociar con un banco

Logotipos de varias entidades financieras

Logotipos de varias entidades financieras

Negociar con un banco puede ser una tarea tediosa, si tenemos en cuenta que la visión que se tiene de los bancos y los banqueros es la de una institución grande y misteriosa a la que sólo vamos cuando necesitamos algo, pero nada más lejos de la realidad. Los bancos son como una tienda, a la que acudimos en calidad de clientes para contratar determinados servicios y productos. Así que no debemos dejar intimidarnos por la aparente aura de superioridad que rodea a los bancos, ya que, como cualquier otra tienda, no nos están haciendo un favor, sino que los estamos contratando. Esta idea debe quedar muy clara y la debemos tener siempre presente a la hora de tratar con ellos.

De la misma manera que tenemos en cuenta una serie de consejos o premisas a la hora de comprar un coche, un electrodoméstico o cualquier otra cosa; debemos repasar una serie de consejos que nos pueden ayudar a la hora de negociar con un banco la contratación de cualquiera de sus productos o servicios.

  1. Los bancos no nos están haciendo ningún favor. Son una tienda a la que acudimos para contratar un determinado producto o servicio.
  2. Como en cualquier comercio, no debemos quedarnos con la primera oferta que nos ofrezca el vendedor. La figura del banquero gestor que mira por los intereses del cliente debe desaparecer del imaginario social. La persona que nos atiende no es más que un comercial de banca, que mirará siempre por los intereses de su empresa.
  3. Por eso, debemos comparar las diferentes opciones que nos ofrece el mercado. Al igual que en el comercio tradicional, debemos acudir al mejor postor. Para ello hay que comparar las diferentes ofertas de las diferentes “tiendas del dinero”. Para ello, podemos buscar información en internet, donde hay páginas en las que se comparan los productos que tienen los bancos; como si fuera un comparador de seguros. Un comparador de productos bancarios interesante, al que podéis acudir es http://www.helpmycash.com/, aunque hay más. Otra forma de averiguar cuál es la mejor opción del mercado según nuestras necesidades, es pedirle información al comercial.
  4. Debemos pedir al comercial un folleto informativo o una copia de las cláusulas de los puntos básicos en que va a consistir el producto o servicio. Así podremos comparar más fácilmente entre las ofertas existentes en ese momento y, también forzar al comercial a que nos iguale, o incluso mejore una oferta de un competidor.
  5. Antes de acudir al banco debemos informarnos sobre los diferentes productos. No debemos dejar que otros planifiquen nuestra economía, ya que lo harán según sus intereses u objetivos comerciales.
  6. Si tenemos un dinero ahorrado, y queremos sacarle una rentabilidad, debemos tener en cuenta qué riesgo estamos dispuestos a asumir para que luego no hayan sorpresas desagradables. Hay que tener claro que, si lo que queremos es un depósito, que está garantizado por el Fondo de Garantías de Depósitos, no dejarnos seducir por otros productos “parecidos” que ofrezcan una mayor rentabilidad, pero que no están garantizados.
  7. Nunca debemos precipitarnos a la hora de firmar un contrato. Las cosas de palacio van despacio. Debemos desconfiar de las frases tipo “es lo mejor que vas a encontrar”, “nadie te va a ofrecer tanto como nosotros”, “no hay riesgo”… Por muy simpático y competente que nos parezca nuestro interlocutor, solo debemos firmar cuando comprendamos qué estamos contratando.
  8. Si tienes dudas, consulta a un profesional o a alguien de confianza. En internet es muy fácil encontrar foros con opiniones de prácticamente cualquier producto que seguro que nos ayudan a acabar de decidirnos.

Debemos de cambiar la mentalidad que tenemos para con los bancos y asumir que no dejan de ser una tienda más, regentada por unos comerciales muy simpáticos que trabajan para una empresa y que, por lo tanto, tendrán en cuenta de un modo preferente el interés de la entidad.

Espero que estos consejos sean de utilidad a aquel que los lea, y que los comparta con amigos y conocidos. Y si tenéis sugerencias o consejos, no dudéis en añadirlos en el apartado de opinión.

Bruce Dickinson, de cantar metal pesado a repararlo

Seguramente a muchos les suene este nombre, Bruce Dickinson. Y es que es el nombre del canante del legendario grupo de metal Iron Maiden. No es que ahora el blog se haya convertido en un blog de música, ni mucho menos de música heavy (aunque por otro lado no estaría mal, porque habrían más buenas noticias). Seguimos siendo un blog jurícido y debate y crítica social. Si no que leyendo un diario por internet esta mañana, nos hemos encontrado con este curiosa noticia, y hemos querido compartirla con todos los lectores.

Bruce Dickinson, que además de cantante es piloto, ha decido crear una empresa de reparación de aviones y formación de pilotos y técnicos de reparación. El cantente tiene pensado alquilará un hangar cerca del aeropuerto de Cardiff (Gales) que la Fuerza Aérea británica usó durante 75 años para reparar sus aviones, y que ha sido recientemente abandonado.

Bruce Dickinson: Los famosos preocupados por la crisis

Sin duda se trata de una buena noticia, ya que es una muestra de cómo algunos famosos están preocupados por la situación actual de crisis. Así mismo lo ha manifestado el cantante, al decir que con este proyecto lo que quiere es crear puestos de trabajo, a la vez que lo combina con una de sus grandes pasiones, los aviones. Dice que los aviones son objetos valiosos y que se deben de cuidar.

Precisamente el otro día hablaba con amigo, y entre otras cosas, salió el tema de los ricos y la crisis. Y de cómo los ricos concentran el foco de muchas envidias, ya que pese a que el dinero no da la felicidad, si que ayuda a vivir de forma más despreocupada. Pero en definitiva, celebrábamos que algunos ricos, como es el caso de Bruce Dickinson, el cantente de Iron Maiden, arriesgaran su dinero para emprender un proyecto, que puede servir para dar de comer a muchas familias, dándoles trabajo.

Desde aquí esperamos que muchos otros se animen y que lleven a cabo sus proyectos, para que, además de poder ver cumplidos sus sueños, ayuden otros a que puedan encontrar un buen trabajo. No sé qué pensáis vosotros, pero a mi esta noticia me ha parecido una buena noticia.

 

Técnicas de negociación y venta: limitando las opciones del cliente.

Uno de las fases más importante a tener en cuenta cuando se realiza una negociación o una venta, es el cierre de la misma. Para ello, vamos a halar de una serie de consejos prácticos o estrategias a tener en cuenta, para aumentar las posibilidades de un cierre de venta de forma positiva. La idea que quiero transmitir en este post, es la de limitar las opciones del cliente, con el objetivo de ayudarle a decidir sobre la compra de un determinado producto o la contratación de un determinado servicio.

Limita las opciones, ayuda a formar una decisión.

Hay muchos entendidos en la materia que opinan que las opciones paralizan o retrasan la toma de decisión. Y es que retrasar el cierre de la venta supone aumentar el riesgo de que un cliente finalmente rechace la opción de comprar, que es la única que de verdad importa cuando estamos en el seno de una venta. Ofrecer demasiadas opciones a un cliente, puede ser contraproducente, ya que éste puede sentirse confundido o abrumado y ante la creciente duda que se le presenta, es muy posible que nos diga: “me lo tengo que pensar”.

Limitar las opciones significa que nuestro trabajo como vendedores (en sentido amplio) consiste en ayudar al cliente a que se forme una decisión. Nuestro objetivo es el de provocar al cliente a que decida y compre nuestro producto o se suscriba a nuestra idea. Para ello hemos de tener en cuenta varios elementos.

En primer lugar, las prisas nunca son buenas compañeras de viaje. Y quien lea esto no debe entender ahora que nos estamos contradiciendo. Nada más lejos de la realidad. De lo que se trata es de llevar a cabo una primera fase de investigación, en la que nuestro objetivo es averiguar cuáles son las necesidades de nuestro cliente. Como de este tema hemos hablado en algún post anterior (el cual recomiendo que leas y agradezco que comentes), solo resaltaremos muy resumidamente la idea principal. Para encerrar a un cliente entre 2 o 3 opciones, es fundamental que nos hayamos preocupado de saber qué busca ese cliente. Sólo así podremos ofrecer unas pocas opciones que realmente le puedan interesar al cliente.

Si le ofrecemos unas pocas opciones y ninguna de ellas responde a los intereses del cliente, es muy raro que nos diga que sí. Y si lo hace, es muy probable que vuelva para devolvernos el producto y que ese si se compute como un no.

En segundo lugar, captada las necesidades del cliente en cuestión, nuestro objetivo será seleccionar del catálogo, aquellos productos que le puedan interesas. En este punto, hay que mostrarse profesionales. Si un producto no va a cumplir las expectativas o solo las va a cumplir en parte, pasa al siguiente que si las cumpla. Se trata de buscar productos con altos porcentajes de éxito.

Descarta las opciones poco interesantes o inoportunas

Por último, una vez descartadas las opciones poco interesantes o inoportunas, trabajo que debe llevar a cabo por el vendedor de forma rápido y eficaz, para arrancarle al cliente esa idea de, “veo que tú sí que sabes lo que busco y me entiendes”, debemos ayudar al cliente a tomar por fin una decisión.

De entre las pocas opciones finalistas, siempre hay una que es digamos la favorita. Como la sensación del cliente es que le hemos ayudado y que sabemos lo que busca, no dudará en dejarse aconsejar por nosotros, y estaremos en posición de decirles: “señor, esta es la mejor opción para usted, cuánto quiere”. Y si no hay una clara favorita, habrá que provocarla: “señor, cuál prefiere ésta o ésta”. Una forma sencilla y rápida de provocar un sí para un cierre de venta.

El paro aumenta en España y las agencias de calificación no ayudan

El paro en España sigue en aumento. Se trata de una triste realidad que azota a la confianza de la economía española en su conjunto. Pero también individualmente, ya que, según he podido leer hoy en un diario económico, uno de cada cinco cabezas de familia están en el paro. A fecha de hoy, la tasa de desempleo alcanza un 24,4% lo que se traduce en 5.639.000 parados, según datos de dicho diario económico (cincodías)

Pero lo realmente alarmante es que no solo el paro azota a nuestra economía (en este caso, del Estado español, aunque también es algo extrapolable a cualquier país). Y es que parece ser que las agencias de calificación, nos tienen en el punto de mira.

¿Qué son las agencias de calificación?

¿Y que son las agencias de calificación se preguntarán muchos? Pues las agencias de calificación son unas empresas que elaboran una serie de informes basados en la predicción sobre un determinado producto financiero, una determinada administración o empresas, o incluso un determinado país. Estos informes son elaborados por cuenta de un cliente, que puede ser a su vez otra empresa, como por ejemplo un banco, y lo que valoran es el riesgo que tiene un determinado sujeto (una empresa o un Estado) de afrontar el pago una deuda. En definitiva, se trata de un informe que valora la confianza que hay que depositar hacia un determinado sujeto para saber qué probabilidades hay de que nos pague si le concedemos un crédito.

Existen varias agencias de calificación, pero las más importantes de todas, las que realmente manejan el cotarro son tres: Standard & Poor’s  (Estados Unidos), Moody’s – Moody’s Investors Service (Estados Unidos) y Fitch – Fitch Ratings  (Estados Unidos – Reino Unido). Estas agencias elaboran dichos informes a los que también podemos referirnos como “rating” cuya definición es la calificación crediticia de una determinada empresa o institución,  realizada por una agencia especializada, y que ordena dichos niveles de confianza sobre su solvencia con letras, que a modo de ejemplo, se presenta más o menos así: AAA (significa que cuenta con la mayor confianza de dichas agencias sobre su solvencia y capacidad de retorno de un crédito), AA, A, BBB+, BB… y así sucesivamente de acuerdo a ese nivel de confianza sobre su solvencia.

¿Quién califica a las agencias de calificación? ¿Quién vigila a los vigilantes?

El problema de las agencias de calificación es que su opinión es muy tenida en cuenta por los mercados, aunque no deja de ser un informe que se basa en la probabilidad no en la certeza. Aunque se traten de agencias especializadas y seguramente tengan entre sus filas a numerosos expertos y gurús económicos, no deja de ser una opinión, y por lo tanto, ésta puede ser errónea. Tan errónea como lo puede ser la sentencia de un juez, que no es más que la opinión de un experto en Derecho elaborada en el marco de un procedimiento regido por una serie de leyes, sobre un determinado asunto. Por suerte, si creemos que un juez se ha equivocado, existen una serie de mecanismos que, como parte perjudicada, nos permitirán interponer un recurso, para paliar precisamente los posibles errores que el juez como ser humano haya podido cometer.

El problema es que no existen, que yo sepa, unos mecanismos similares para mitigar los efectos de una calificación, realizada por una persona experta, que puede no ser del todo correcta. De hecho, ya ha habido casos en los que un producto que había sido calificado con la nota máxima, luego ha resultado ser un producto “basura” por utilizar la terminología de estas agencias. Sirva de ejemplo los paquetes de productos financieros que contenían las famosas hipotecas subrprime o “activos tóxicos”, y que han convertido a las agencias de calificación, de sospechosas de no prever (algunos dirían provocar) la crisis.

Consecuencias sobre la calificación de solvencia de dichas agencias

Acertadas o no, las opiniones que emiten dichas agencias de calificación, no dejan de ser peligrosas, en el sentido de que en función del rating o la nota que haya recibido un determinado producto, empresa o institución, los mercados van a actuar de un forma u otra. De modo que la inversión, que puede ser la llave para muchas empresas y Estados, puede ser que no llegue porque unos señores crean que no son fiables, o que encarezcan el crédito porque existe un riesgo alto (riesgo que alimentan dichas agencias en ocasiones), dificultando aún más la situación.

Por supuesto, lo más grave de todo esto, es que detrás de dichas situación (de crisis se entiende), hay personas que lo están pasando realmente mal, familias y jóvenes que tienen que soportar leer titulares como el que me ha motivado a escribir este post: “Standard & Poor’s no contempla creación de empleo en toda la legislatura”.

El paro aumenta en España y las agencias de calificación, con este tipo de opiniones, no ayudan a que la situación mejore, a que la inversión vuelva a fluir de la forma adecuada, a que el dinero “engrase” (como diría Leopoldo Abadía) el sistema para que la economía se reactive, y en definitiva, se creen nuevas oportunidades de empleo y de negocio.